Historias de transformación: Gabriela

Gabriela lo había perdido todo y se enfrentaba a una larga condena en prisión cuando clamó a Dios pidiendo ayuda. Él la condujo a Phoenix Rescue Mission. Y aquí, gracias a sus oraciones y apoyo, su corazón roto comenzó a sanar...

"Hubo un tiempo en que pensé que el mundo estaría mejor sin mí. Pero hoy creo que Dios me permite experimentar toda esa oscuridad porque me ayuda a ver su luz".

Esta es Gabriela, recordando su vida antes de llegar a Phoenix Rescue Mission. Por aquel entonces, luchaba contra la adicción, la falta de hogar y la desesperanza.

Sus problemas surgieron a raíz de un trauma infantil y su dolor se agravó. Como tantos otros, acabó por automedicarse con drogas, y cuanto más se desmoronaba su vida, más duras eran las drogas. Al final, ese comportamiento le costó a Gabriela su casa y su coche, su matrimonio y sus hijos, y toda su autoestima.

El año anterior a su llegada a la Misión, sufrió 13 sobredosis. Por muy malo que fuera, el punto más bajo puede haber sido dar a luz a su hija menor en el aparcamiento de un Walmart. "Los Servicios de Protección Infantil me la quitaron inmediatamente", recuerda Gabriela.

"Estaba devastada de forma increíble. Mi vida se había descontrolado por completo".

Poco después, Gabriela fue detenida de nuevo. Con múltiples órdenes de detención, se enfrentaba a una larga condena.

Antes de este momento, Gabriela no había creído realmente en Dios. Pero desde la oscuridad de la cárcel y las profundidades de la desesperación, clamó a Él: "Señor, si puedes sacarme de la cárcel con el mínimo de tiempo y reunirme con mi hija recién nacida, nunca más me drogaré".

Oración respondida, vida transformada

Por la gracia de Dios, eso es exactamente lo que ocurrió. En primer lugar, la condena de Gabriela -que esperaba que fuera de años- se redujo a meses. Mientras cumplía su condena, vio repetidamente en Internet anuncios de Phoenix Rescue Mission. Le llamaron la atención, y cuando fue liberada antes de tiempo, vino aquí para tener una segunda oportunidad.

Los cambios en su vida desde que llegó han sido nada menos que extraordinarios.

Para empezar, Gabriela se siente segura. Después de tantas noches horribles en la calle, eso no es algo que vaya a dar por sentado. También ha estado sobria desde el día en que entró, "el periodo más largo de mi vida adulta", dice. Durante este viaje de curación, los miembros del equipo de la Misión la acompañaron en sus problemas legales, asesorándola y ayudándola a recuperar la buena reputación ante las autoridades.

Como resultado, menos de un año después de clamar al Señor en la cárcel, la segunda parte de su oración fue contestada cuando se reunió con su hija menor.

Hoy, mamá e hija están muy bien. Gabriela está estableciendo su vida sobre una base evangélica. Ha entrado en la fase avanzada de la formación de liderazgo de servicio del programa de recuperación en la Misión y dice,

"Por lo que Jesús ha hecho por mí, quiero pasar el resto de mi vida dando a los demás".

Igualmente importante, está reconstruyendo en oración las relaciones con sus otros hijos. Y ahora, su futuro está realmente lleno de esperanza y luz.

¡Gracias por darle a Gabriela esperanza y otra oportunidad en el Centro Cambiando Vidas de la Misión! Para ver cómo es su vida ahora, echa un vistazo a nuestro nuevo y corto video en phxmission.org/gabriela.