Desde que tenía uso de razón, la vida de Jennifer había sido indeciblemente horrible.
Cuando estaba en lo más bajo - casi muerta por intento de suicidio -
Dios se le dio a conocer.
Tras décadas de abusos, rechazo, abandono y miseria, Jennifer no tenía esperanzas. Creía que su vida nunca podría mejorar... así que decidió ponerle fin.
"Me tiré de cabeza por el balcón de un segundo piso", cuenta. Jennifer pasó las seis semanas siguientes en coma. Cuando despertó, al instante sólo sabía una cosa: "Dios me había salvado para algo mejor". Aunque nunca había sido religiosa ni había ido a la iglesia, comenzó su camino de fe justo en ese momento. Fue el primer sentimiento de esperanza que experimentó en muchos, muchos años ...
Infancia rota, adultez disfuncional
Jennifer creció en Brooklyn, Nueva York, con un padre alcohólico. Aunque su alcoholismo causaba complicaciones a la joven, al menos la quería. Un día, cuando tenía 10 años, su madre -que nunca había estado en su vida- apareció de repente y secuestró a Jennifer, llevándosela a Phoenix. Debido a su adicción a la bebida, el padre de Jennifer no pudo recurrir al sistema legal para recuperar a su hija.
"Cuando me separaron de él, sentí que mi vida había terminado", recuerda Jennifer. "Mi madre era cocainómana y se prostituía. Tenía que andar por la calle con ella horas y horas".
"Phoenix Rescue Mission lo es todo para mí.
Me han dado todo lo que necesitaba
para recuperarme..."
Como era de esperar, Jennifer apenas iba a la escuela y desarrolló graves problemas. Empezó a consumir marihuana y alcohol. A los 15 años conoció a un hombre de unos treinta años que se convirtió en el padre de dos de sus hijos, pero abusó de su hija menor y fue a la cárcel. Esa traición rompió el corazón de Jennifer, la hizo sentirse fracasada como madre y empezó a consumir drogas en exceso.
En las décadas siguientes, soportó una relación abusiva tras otra, sufriendo violencia, adicción, pobreza y casi todas las dificultades imaginables. Cuando no pudo soportarlo más, intentó suicidarse.
Afortunadamente, Dios la salvó.
Comenzar una nueva vida
"Los médicos dijeron a mis hijos que no sobreviviría. Cuando lo hice, me dijeron que no volvería a andar. Tuve que volver a aprender a andar, a comer y a hablar. Pero desde aquel día estoy sobria", dice Jennifer. Cuando salió del hospital, se fue a vivir con su hija y empezó a buscar un lugar que la ayudara a crecer en la fe y a transformar su vida. Encontró Phoenix Rescue Mission en Internet y se sintió atraída por
. Ahora está claro por qué:
"Dios ha hecho muchas cosas increíbles por mí en la Misión", dice Jennifer. "Ha sacado de mi corazón
resentimiento. Me ha hecho más fácil perdonar. Me ha quitado la rabia y la confusión y me ha devuelto la vida"
Hoy, Jennifer nunca ha estado tan cerca de sus hijos. Le encanta volcarse en ellos y en las otras mujeres de la Misión, animándolas a través del dolor que ella comprende íntimamente. Su corazón está lleno de gratitud por personas como tú que han hecho posible esta transformación:
"Phoenix Rescue Mission lo es todo para mí. Me han dado todo lo que necesitaba para recuperarme, desde ropa y comida hasta asesoramiento, educación y diferentes tipos de terapia de trabajo. Han cambiado mi vida para siempre y estoy muy agradecida".