Eva ya había sufrido violencia doméstica, así que cuando su nuevo novio empezó a mostrar los signos reveladores de un maltratador, supo que ella, sus hijos y su hijo nonato tenían que escapar.
Si amigos como usted no hubieran hecho posible que les recibiéramos en la Misión, habría acabado en la calle. Si hubiera sido en julio, habría estado a salvo de su maltratador, pero no del mortal calor de tres dígitos.
"Me acordé de la Misión de Rescate de Phoenix", dice Eva. " Ya había estado aquí antes, en 2014, así que llamé para ver si tenían una admisión, y la tenían".
Cuando Eva vino hace diez años, se quedó dos semanas. Incluso en ese corto tiempo, fue capaz de utilizar lo que aprendió de nosotros para ayudarla a mantenerse sobria durante seis años.
Pero entonces, la tragedia golpeó.
"Tuve una muerte en la familia, lo que causó una recaída", dice. "La recaída fue bastante intensa y perdí mi casa, donde vivía".
Eva necesitaba un lugar donde vivir, así que se fue a vivir con su novio y siguió consumiendo drogas hasta que éste empezó a abusar de ella. Sin ningún otro lugar al que acudir, llamó y pidió ayuda.
"Una vez que recaes y sientes que no tienes remedio, eso te hace caer en un lugar oscuro", dice. "Necesitaba algo más de lo que tenía antes, y por eso elegí venir aquí".
"Siento que no quería enterrar nada, quería sacarlo todo a la luz", dice Eva. "Sabía que aquí había servicios de asesoramiento y todo lo demás que me ayudaría".
Eva, a quien su madre introdujo en la metanfetamina cuando sólo tenía 13 años, tenía mucho dolor, traumas y disfunciones que desenterrar y de los que curarse. Con el apoyo centrado en Cristo que recibió aquí, pudo construir una nueva base para su familia.
"Toda mi perspectiva de la vida ha cambiado. . . Ahora me siento fuerte y tengo suficientes herramientas para mantenerme sobria". La ayuda adecuada en el momento adecuado también hizo posible que Eva empezara a sanar las relaciones rotas, tanto con su familia como con Jesucristo.
"Tengo una buena relación con Dios, y creo que eso es lo más importante que se puede tener".
Otros siguen en peligro
Ahora sobria, con un techo bajo el que cobijarse y haciendo planes para el futuro, Eva siente lástima por todas las personas que siguen atrapadas en la adicción y luchando contra el horror de las calles este verano.
"Es una lucha ahí fuera. Lasdrogas están peor que nunca", dice.
Eva sabe que gracias a la Misión y a amigos como tú, ella y sus hijos tienen un futuro brillante por delante, y quiere que otras personas tengan esa misma oportunidad. Juntos podemos dársela.