Parecía empezar de forma bastante inofensiva en el instituto: una copa de vez en cuando ayudaba a Andrew a superar su gran timidez. Le proporcionaba la vida social que ansiaba y una válvula de escape contra su estricta educación. Pero con el tiempo, esa indulgencia se convirtió en una adicción cada vez peor. Cuando su vida se desmoronó y se le acabó el dinero, Andrew dice que llegó "al fondo del barril" y empezó a beber alcohol de quemar.
Su familia había intentado ayudarle, incluso cuando condujo borracho y perdió su trabajo. Pero tras una discusión con sus padres, Andrew fue detenido y le impusieron una orden de protección. "Me senté en el parque, borracho y sin saber qué hacer. Estaba desesperado, tan destrozado por dentro... Me había rendido".
Fue entonces cuando se acordó de un segmento de las noticias sobre cómo Phoenix Rescue Mission ayuda a la gente a tratar los problemas de raíz que conducen a la adicción y la falta de vivienda.
"Creo sinceramente que fue Dios quien me trajo hasta aquí", dice. "Me sentía cómodo siendo desgraciado porque era lo que conocía". Al perseverar en su recuperación, Andrew ha reconocido el sufrimiento que se causó a sí mismo y a los demás. Dice: "Hoy mi versículo favorito es: 'Buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas'. Todas las cosas que había perdido han vuelto a mi vida. Mis padres levantaron la orden de protección. Mi hija de 13 años estuvo presente en mi graduación del programa. Fue el día más increíble de mi vida".
Andrew dice que es gracias a amigos generosos como tú. "Siempre quise ayudar a otras personas, pero nunca pude ayudarme a mí mismo. Aquí he podido trabajar en mí mismo, obtener una certificación de apoyo entre pares y también participar en el liderazgo de clientes en el campus. Disfruto cada día devolviendo a la Misión lo que me ha salvado la vida, pero también ayudando a los demás. Ni siquiera me parece trabajo".
¡Gracias por unirte a Phoenix Rescue Mission para ayudar a transformar las vidas de tantos vecinos como Andrew!
