Historias de transformación: Justicia

"Mi pasado está lleno de errores, pero de alguna manera siempre he conseguido evitar las consecuencias", admite Justice. "Me metía en todas las drogas imaginables a los 11 años, andaba con bandas, robaba a traficantes... con todo derecho, debería estar en la cárcel o muerto".

La suerte de Justice se acabó el verano pasado, cuando un ataque a la heroína le hizo perder su vivienda, su transporte e incluso la custodia de sus hijos. De repente se encontró sin hogar en Phoenix, bajo un calor abrasador de julio, una situación que ha sido una sentencia de muerte para muchos en nuestra ciudad. Pero Dios estaba a punto de organizar un plan mejor.

En lugar de encontrar finalmente la justicia que merecía, la esperanza lo encontró primero.

"Todavía me da escalofríos pensar en ello".

"Le contaba mi situación y me suplicaba que encontrara el mismo tipo de ayuda que él", recuerda Justice. "Me dijo que había una misión de rescate en casi todas las grandes ciudades. Yo tenía calor, estaba frustrado y le dije que eso estaba muy bien para Nashville, pero que aquí no había nada de eso". Sudando bajo el sol del desierto y de pie en la esquina de la Avenida 27 con Northern, Justice estaba tendiendo la mano a su hermano mayor en Nashville. Su hermano había estado entrando y saliendo de centros penitenciarios toda su vida, culminando con un intento de suicidio apenas un mes antes. Pero entonces ocurrió algo increíble. Justice se enteró de que su hermano había ingresado en un refugio para indigentes, la Misión de Rescate de Nashville, donde consiguió dejar sus hábitos de consumo de drogas y establecer una nueva relación con Jesucristo.

Justo después de que Justice colgara el teléfono, el capellán Cliff se detuvo frente a él en el autocar Hope de Phoenix Rescue Mission.

"No podía creerlo. Ponía Phoenix Rescue Mission en el lateral, tan claro como el agua. La puerta se abrió y la gente salió ofreciéndome agua fría y una bolsa de comida".

Como tantos otros atrapados en el calor del verano, la gravedad de su situación no había sido percibida por la justicia. El aire seco y las temperaturas excesivamente altas pueden provocar un golpe de calor en tan sólo 10-15 minutos de exposición, causando daños permanentes en el cerebro, el corazón y los riñones. El capellán Cliff no tardó en poner su situación en perspectiva.

Hoy en día, Justice ha encontrado su propia relación con Cristo y está trabajando en la primera etapa de la recuperación. Tuvo la suerte de encontrar la esperanza justo cuando la necesitaba.

"Me dijo: 'Estamos en julio, hace calor y sólo va a hacer más calor. Y no es el tipo de calor que sólo es incómodo, sino que puede ser mortal rápidamente. Ahora es el momento de salir de las calles". Me tomé la advertencia al pie de la letra, recogí mis cosas y tres días después Cliff me recogió y me llevó a la Misión".